Carmenère de color violeta intenso, cuerpo medio y carácter fresco.
Un vino complejo que baila entre frutos rojos y negros, con final vibrante y redondo.
Un Carmenère honesto y vibrante del Valle de Aconcagua. Solo 600 botellas que capturan la esencia de un viñedo regenerativo. Fruta jugosa, carácter natural y alma silvestre.