Vino tinto reserva del prestigioso Valle de Colchagua con crianza en barrica. Expresión fresca y jugosa de la cepa emblemática chilena, destacando por sus notas de berries y toques florales que definen el carácter único del Carmenere.
Carménère del Valle de Colchagua, intenso y expresivo.
Aromas de frutas negras maduras, especias y un toque de chocolate.
En boca es estructurado, firme y persistente:
ideal para carnes rojas, guisos criollos y quesos maduros.
¡Cabernet con alma de pueblo! Nirivilo 2022 del Valle del Maule te entrega frutas negras maduras, roble, vainilla y ese final que te deja pidiendo más. ¡Perfecto para asados!
Ligero, floral y sabrosón. Este Pinot Noir de Casablanca refresca con fruta roja y toques especiados. Perfecto pa’ la terraza o una comidita rica sin tanta vuelta.
Burbujas finas y frescura del Pacífico. Este espumante de Casablanca mezcla Chardonnay y Pinot Noir para brindar elegancia, fruta y un toque cremoso que no se olvida.
Vino natural 100% Cinsault del Valle del Itata. Fruta negra fresca, notas de yogurt de mora. Intenso y jugoso. Ideal para carnes grasas, charcutería y quesos.
Un pack que rinde homenaje al corazón del vino chileno.
Algorta aporta elegancia,
Schwaderer frescura y modernidad,
y Gillmore la profundidad de las parras viejas del Maule.
Un tinto liviano, jugoso y sin filtro. Cinsault + País del Itata con alma de campo y cuerpo de fruta. Ideal pa’ abrir sin culpa cualquier día de la semana.
Pinot Noir de Aconcagua Costa, ligero, jugoso y sin maquillaje. Fruta roja fresca, toques florales y un final vibrante. Pura expresión del terroir costero en cada sorbo.
Rosed 100% Malbec (Limarí): rosado pálido, fruta roja fresca y guiño cítrico. Seco, tenso y con final salino. Perfecto para ceviche, machas, sushi y ensaladas. Servir a 8–10 °C.
Un tinto que no se guarda nada: País y Pupulla del secano costero de Lolol, hecho a mano, sin adornos, con fruta fresca, tensión natural y sabor a terroir real. Así es Missile.
Alien Blend de El Portazo es un tinto mutante, jugoso y lleno de vida. Un ensamblaje irrepetible del Valle de Colchagua que sorprende con fruta roja, taninos firmes y un retrogusto galáctico. Para asados, pastas o una noche fuera de este mundo.