Por María Jesus Gatica

Cristian y Liz los conocí por esas situaciones random de la vida, como ya está siendo costumbre en mi día a día. Y es que cuando confiamos y nos dejamos sorprender, cosas bellas suceden.
Llego a Cerro Alegre buscando algo, y me encuentro que ellos buscan algo de mí. Al entrar a su oficina no pude evitar fantasear con todas esas botellas que mis ojos veían y que no han pasado aún por mi nariz o mi boca. Intentaba concentrarme en nuestra reunión, pero se me iban los ojos a todas las etiquetas y nombres que ansiaba descubrir con mi propio paladar.
Un lindo diálogo, una linda reunión, y, así como por obra de magia, terminaron en mis manos tres vinos y una propuesta para escribir esta columna. No les diré que me hice la difícil, fingir desinterés pasó de moda hace rato, y aunque aún lo estuviese, nunca me llamó la atención hacer lo mismo que el resto.

¿Tomar, catar, y disfrutar de estos vinos? ¡Claro, es lo mejor que sé hacer!, me resulta tan natural como respirar. Pero escribir, ¿yo?
¿Cómo sabrían los chicos de caleta wines que me gustaba escribir? Si hasta a mí se me había olvidado. Pasa que cuando uno hace algo que le gusta mucho, y por primera vez se lo mostramos a otro, nos sentimos expuestos, pues está la posibilidad de que nos juzguen desde un lugar en que sentimos mucha vulnerabilidad. Me imagino que así se debe sentir un enólogo que lanza su primer vino a una feria.

En fin, llegan estos tres vinos a mis manos, justo un día antes de salir de vacaciones con mi pololo, ¡Qué oportuno!. Así que nos fuimos con el auto cargado, con mucha comida rica, los kayaks en el techo y, obvio, dos copas de vino, de esas bien grandes y bonitas, porque, si bien puedo acampar, estar dias sin ducharme y sin señal, no puedo tomar vino en vaso de camping. Cada loco con sus mañas.

Llegamos a Chañaral de Aceituno, Freirina, Región de Atacama. Para que se ubiquen, y por si no han ido para allá, queda un poquito más arriba de Punta de Choros. Sí, allí donde quieren poner Dominga. Fuimos a ver el mar y todo lo que lo habita. La primera noche acampamos donde Gaspar y Gonzalo (abajo les dejo el dato del camping que está frente a la playa, 100% aprobado y recomendado) Yo ya soñaba con comer unos locos y descorchar ese Sauvignon blanc que me estuvo guiñando el ojo todo el camino, sin embargo, no estaba idóneamente frío, por lo que propiciamos el ambiente para descorchar el tinto, un Escándalo Carignan de Mauricio Veloso. Su nombre denota gran alboroto, pero lo que me evocó fue lo contrario, era armonía pura, mucha fruta, jugoso con una acidez típica de la cepa y equilibrado, y sobre todo con un tanino TAN elegante. Creo que el escándalo radica en que te hace repensar el carignan, ese carignan potente y estructurado que tendemos a tener en mente, evidenciando la versatilidad de esta uva. El maridaje fue perfecto, olor a mar, aroma a sal, humo de la fogata que nos ilumina en la noche y un picoteo austero de camping. Si bien este vino pide charcutería, quesos y proteínas varias, también se le acompaña perfecto con una buena conversación y los sentidos bien despiertos.

Siguen nuestros días en el norte, y después de un día de buceo, otro de observar muchísimas ballenas, delfines, pingüinos de Humboldt, chungungos, montones de aves marinas y una biodiversidad increíblemente bella bajo sus aguas. No puedo evitar detenerme aquí, ya que toda esa maravillosa biodiversidad se está viendo amenazada, nuestra reserva nacional corre riesgo, la comunidad más grande de pingüinos de Humbolt, que vienen a anidar felices a la isla de Chañaral casi todos los años. Allí se alimentan las ballenas y los delfines, haciendo de este lugar uno de los “hot spots” más importantes del mundo para el avistamiento de cetáceos, ballenas fin, ballenas jorobadas, ballenas azules y orcas, ¡imaginen la magia de este lugar! Y los chungungos, éstas pequeñas nutrias de mar, que se hicieron famosas porque están en peligro de extinción, por suerte ellas ni se han enterado, siguen allí juguetonas y felices.

Después de maravillarme de todos los rincones de este mágico lugar, me correspondió descorchar el Sauvignon blanc de la viña Catrala. No tomaba algo de Catrala hace rato, y me di cuenta de que echaba de menos esos vinos que siempre sorprenden, ¡qué vinos tan bien hechos! Sé que las manos que están detrás son de personas sencillas y bajo perfil, pero sus vinos no tienen nada de sencillos o bajo perfil. Y qué rico es salirse de la norma, y aventurarse con un sauvignon rico del 2018 que sigue fresco, frutal, mineral, con notas a piedra blanca, fruta blanca, aún con una acidez amable que lo mantiene vivo. Si tiene la fortuna de llevárselo a la región de Atacama o Coquimbo como nosotros, aprovéchelo y se lo toma con unos locos u ostiones. Les dejo la receta: En una mano los ostiones, idealmente vivos, en la otra mano un limón, idealmente sutil, le echa el zumo de limón al ostión vivo y ¡Chium pa´dentro! Nada más.

Después, con el Jota, terminamos en una playa hermosa, de esas playas paradisíacas, de arena fina, agua cristalina de varios tonos turquesas y celestes y ¡nosotros solos! Me sentía como en la película “La laguna azul” aunque el agua tenía varios grados menos, pero igualmente sin señal ni electricidad, por lo tanto, sin refri, ni hielo para enfriar nuestro último ejemplar, una botella de espumante. Así que nos privamos de tomarlo porque el espumante SIEMPRE FRÍO, eso no perdona.

Luego de varios días, abandonamos la playa de la Laguna Azul, volvimos a Viña y descargando el auto me topé nuevamente con esta botella de la viña Casa Roca, un Millesime, 2012, extra brut nature, así que lo puse a enfriar, y después de descargar el auto y meternos a la ducha, descorchamos la botella.

¡Chin chín! Brindamos agradecidos de lo afortunados que somos, porque la creación nunca se aleja de su fuente, y el espumante se creó para celebrar, y en eso estábamos, celebrando. Gracias Casa roca por un impecable espumante, burbujas que envuelven, diminutas y persistentes, notas que evocan corteza de pan, brioche, pera de agua, nísperos. Gracias Caleta Wine por confiar, gracias a nuestras costas generosas y llenas de vida, gracias a nuestros valles y nuestro clima y gracias sincronías que conspiran a nuestro favor. ¡Gracias, gracias, gracias! y ¡NO A DOMINGA!

María Jesús Gatica

Dato pulento de camping en Chañaral de aceituno – @lalobera.aldea en instaggram, o llegan directamente a Chañaral y preguntar por Gaspar y Gonzalo los cabros del camping.
Segundo dato pulento de centro de buceo de Bernardo y Lelu @yunco_expediciones en ig, correo info@yuncoexpediciones.cl
Y dato anexo: al lado de la plaza, atrás del domo, en un cafecito que ya olvidé el nombre, venden las mejores churrascas que he comido en la vida.