Por Karen Alfaro

Luego de una década y media en lista de espera para su tramitación, el mes pasado entró en vigencia la nueva Ley de Alcoholes. Se trata de una ley que trae cambios importantes para el rubro, no solo en el ámbito publicitario y regulatorio en la compra y venta de bebidas alcohólicas en el país; también en los envases, incorporando ‒al igual que en la ley de etiquetado‒ leyendas que advierten sobre posibles efectos en la salud.

Sin embargo, lo que ha causado mayor revuelo mediático es la obligatoriedad de aquí en adelante de mostrar la cédula de identidad para beber o comprar bebidas alcohólicas aunque la persona supere los 18 años ‒algo habitual en algunas partes del mundo‒. En Estados Unidos, por ejemplo, es rutina sabida mostrar el carnet o “ID” para comprar bebidas en supermercados, botillerías e incluso para entrar y compartir en bares o clubes. Y esto aplica no solo para comprobar la mayoría de edad (los 21), también rige para los mayores de 30 y más. Es ya un hábito que, como pasa en muchos otros rincones del mundo, a fin de cuentas permite evitar ambigüedades y eliminar la subjetividad.

A propósito de esta noticia, se me vino a la mente la ley de alcoholes en Emiratos Árabes, bastante más drástica en lo que concierne al consumo. El alcohol allí está completamente prohibido en locales, terrazas y bares de entretenimiento frente a la playa. Hay que entender que, pese a la modernidad y los avances, la religión que predomina en el territorio es el Islam, y a los musulmanes no se les permite beber.

De allí que en Dubai, por ejemplo, una de las ciudades más abiertas y tolerantes de todos los Emiratos, un turista no musulmán puede beber en ciertos hoteles y restaurantes occidentales con permiso para mayores de 21 años, por supuesto junto con el dress code que amerita la ocasión. Si bien la variedad en cócteles es muy limitada, hay que decir también que en las cartas hay bastante presencia de vino chileno. Y eso ‒créame ‒, compensa todo lo demás.

Me enteré hace poco, eso sí, que producto de la pandemia las ciudades de Dubai y Abu Dabi ‒esta última una de las más conservadoras de los Emiratos ‒, han ido poco a poco flexibilizando su legislación en cuanto a la venta y posesión de bebidas alcohólicas. Tanto así, que sus principales distribuidores locales han podido hacer reparto a domicilio de cerveza, vino y licores en los últimos meses.

Volviendo a nuestra realidad en Chile, otro de los cambios que trae la ley de alcoholes es en el etiquetado, medida que entrará en vigencia en un año más y que buscará advertir a los consumidores de los posibles efectos nocivos del alcohol. Así también lo hará la publicidad, que tendrá sus principales modificaciones en el área deportiva, en el conocido merchandising y en restricciones para los horarios de difusión en medios de comunicación masivos.

Así es que no importa la edad ni los años que se tenga: de ahora en adelante cuando quiera comprar en una botillería, supermercado o disfrutar de un bar, club o discoteca, además de llevar consigo su mascarilla y pase de movilidad, deberá tener a mano también su documento de identificación. Es más: comience a acostumbrarse a que el vendedor, su bartender amigo o la señora de la botillería de la esquina le diga: “¿Su carnet, por favor?”