Quiero que se ubiquen conmigo en un mapa mental, una visión desde arriba de toda la Región. Estoy hablando de la Región de Valparaíso, la cual se destaca (dentro de otras cosas) por su producción vitivinícola.

Valentine Rudolphy

Pero más allá de conocer el Valle de Casablanca y Aconcagua, ¿qué sabemos realmente del vino local? Parece haber una desproporción en la relación entre espacios y propuestas disponibles, dentro de una industria que crece cada día más a nivel nacional.

El vino es parte de nuestro territorio, de la identidad. Quizás es una idea romántica, pero es así: nuestro patrimonio, esparcido por diferentes valles a lo ancho y, especialmente, lo largo del país.

Ahora vamos a la ciudad puerto. Valparaíso en sí es un punto de confluencia: tradicional destino turístico, se vincula fuertemente con la gastronomía y el enoturismo. Desde aquí vale la pena preguntarse: ¿Hay los suficientes espacios disponibles para la difusión local del vino?

Pues esta relación, que exista variedad en las cartas porteñas, es un primer paso importante para ampliar la real cultura del vino en todas partes.

Esta relación gastronomía – enoturismo es la ideal para potenciar desde el turismo a iniciativas de manera más sostenible. Por otra parte, hay factores como el contexto desde el estallido a la pandemia, que de algún modo frenan esas alianzas viñas – restaurantes y los métodos de venta y distribución van cambiando.

Por una parte, está el hotel y bar Winebox, una reconocida estructura compuesta por coloridos containers en pleno Cerro Bellavista. La falta de barras que ofrecieran una variedad amplia de vinos locales fue una de las razones de Grant Phelps para crear este espacio.

En sus palabras, pretendía reunir “320 etiquetas en la estantería”, buscando abrir un punto de vasta producción nacional de vinos en Valparaíso.

Phelps tiene 20 años de experiencia en el mundo vitivinícola, y junto a su pareja y socia Camila Ulloa, han sido reconocidos por su propuesta innovadora en el turismo del vino, y servicios de enoturismo.

Su idea radica en aprovechar la cercanía de Valparaíso con los valles de Casablanca y Aconcagua, visitados desde todas partes del mundo por el enoturismo. Winebox sería la vitrina ideal en el mejor escenario posible, pero la realidad no ha sido así.

El contexto generó que hoy Winebox esté funcionando en un más bajo perfil, con visitas agendadas o eventos privados. Al mismo tiempo, se mantiene activo en la semana a través del Bar del Tío, cuyo fuerte sin duda es la coctelería.

A su vez, Bar del Tío se especializa en tragos de autor con una gran variedad de licores. En cuanto a vinos, William Fevre(Pirque), In Situ Wines (San Esteban), Lagar de Bezana (Valle del Cachapoal), y la viña García Schwaderer (hoy P.S. García). Desde fines de noviembre de 2020 comenzaron a reactivarse, continuando con su enfoque en potenciar el enoturismo y un rollo sustentable.

La misma pandemia fue la razón por la que Tres Peces decidió cambiar su metodología y lugar. Hoy dejaron la casa que les vio comenzar y crecer como restaurant con un fuerte en la pesca sustentable y las redes que eso genera. Redes que también se tejieron con la industria del vino.

Meyling Tang, una de las socias fundadoras de Tres Peces, comenta que “Nosotros desde que partimos nos enfocamos en la pesca, lo que conocíamos. Poco a poco viñateros locales comenzaron a llegar a nuestra puerta, y así fuimos aprendiendo y forjando alianzas”.

Algunas de las viñas que la chef menciona con las que se trabajó directamente, son Tinta Tinto (Algarrobo) o La Cooperativa Valle del Marga Marga, quienes desde Quilpué también tienen un rol importante en el enoturismo.

Hoy cuentan con una carta fija semanalmente, de acuerdo a los productos de temporada. Atún, merluza, ostiones y empanadas de amplia variedad son parte de los deliverys que entregan semana a semana. Los vinos que ofrecían mientras tenían las puertas abiertas estaban pensados en esos alimentos, en cómo resaltar los sabores del mar que los caracterizan.

“A nosotros nos importa conocer a l@s pescadores con quienes trabajamos, tenía que ser lo mismo con las viñas. Nos preocupamos por trabajar con propuestas de Casablanca o alrededores, y vincularnos, hacer el maridaje con los productos del mar”, agrega Tang.

De esta manera, se genera esa relación circular desde el turismo: donde los expertos desde la enología y viñateros pueden relacionarse directamente con restaurantes, que reciben a turistas que llegan a los lugares. Pero con pandemia, esto cuesta más.

Consultando a Meyling, sobre el conocimiento y espacios para el vino en la ciudad comenta que “aún hay un gran camino por hacer, y aprovechar las oportunidades que el vino tiene”.

Renato Navarro lleva varias décadas en el rubro junto a Los Deportistas. Al consultarle por su experiencia con el vino, comenta que es uno de sus grandes gustos personales. En específico, aquellos con los que trabaja en su restaurante apuntan a resaltar los platos y carnes con las que trabaja y que le han vuelto parte del patrimonio gastronómico de Valparaíso.

Dispuesto a probar siempre nuevas cepas y vinos, confiesa que “El vino y la comida van unidos por el mismo carril. En mi caso trabajo con viñas puntuales, reconocidas en Chile como Miguel Torres y Pérez Cruz”.

Su carta tiene mayor relación con las carnes, por lo que “trabajamos en un 90% con vino tinto, Carmenere y Cabernet Sauvignon en específico”, que combinan con sus preparaciones como la Lengua Nogada, icono del local.

En su caso, si bien reconoce buscar nuevos productores locales y estar probando sabores, cuenta que cuesta más introducir nuevos productos. La clientela va con una idea fija a Los Deportistas, y esto ha sido durante al menos 25 años de trabajo. “Los vendedores llevan conmigo tanto que ya son de la casa, somos leales”, comenta Renato.

Por otra parte, ve que Valparaíso es un espacio propicio para ampliar el conocimiento acerca del vino: “Hay una gran cantidad de viñas emergentes y vinos muy ricos, nuevos en el mercado”, agrega.

Revisando a través de la web y recorriendo qué está abierto hoy en los cerros, el panorama del vino local se ve tímido, por decirlo de algún modo. No es algo que destaque en las páginas o cartas de restaurantes, o se carga a una oferta de etiquetas más tradicionales y no muy variadas.

Espacios populares como El Internado o Fauna, que sí ofrecen coctelería de autor, pero continúan con una oferta de vinos más industriales, dejando de lado oportunidades para el “pequeño productor”, o de otros valles, tales como el Maule.

Hoy por hoy, opciones como la compra directa a productores locales pueden ser más efectivas, pero, ¿cómo llegan los consumidores a dichos contactos sin la gastronomía de por medio? Sin el turismo de por medio, las cifras cambian.

Continuaremos explorando el panorama de la Región de Valparaíso, esta relación entre locales y viñas, productores y distribuidores, viendo cuáles son los espacios que se la están jugando por dar a conocer más de las bondades de la región.