Por Maximiliano Mills

“¿Quieres conocer a un optimista? Sólo un optimista plantaría un árbol” — Yvon Chouinard

Hoy escribo mi primera columna para “Caleta de Wines” embarcandome entusiasmado en este proyecto editorial y compartiendo honores con este equipo de columnistas. Después de diez meses viviendo en Cuarentena voluntaria y obligatoria los días se me han transformado en semanas y quizás fue la incertidumbre del fin del mundo lo que anuló el creativo desafío de sentarte frente a una pantalla en blanco para desarrollar ideas. He escrito muy poco desde abril de 2020 pero este 2021 me estoy forzando a hacerlo de forma mensual. Esta primera columna es mi compromiso con Cristián Ruíz, el fundador de “Caleta de Wines” a quién agradezco esta invitación.

Aquí aparecio el verdadero desafío… ¿Y sobre que escribo Cristián? “Tema libre y sin censura” fue su respuesta (algo siempre tentador y peligroso). Pero obviamente aquí tenía que ser algo relacionado o conectado con el vino. En realidad a mí lo que me fascina y me atrae del vino —a diferencia de lo que la inmensa mayoría piensa cuando percibe el vino como algo unidimensional— es que dentro de una copa de vino conviven diferentes dimensiones en paralelo: su historia, su tradición, la vida del que fermenta la uva, la geología, el terruño, el clima, las cepas, el cariño, la paciencia… la lista podría seguir y seguir pero recordando las palabras de un gran amigo; “cuando en tu vida enfrentes un problema ve las cosas desde más arriba”. Por ejemplo, ¿Quién se preocupó hace 65 millones de años que los Dinosaurios no se extinguieran? Claro, si miramos 65 millones de años “desde más arriba” en un período de 4.600 millones de años —la edad aproximada de nuestro planeta— que se extinguieran los Dinosaurios no fue un dilema.

El problema es que hoy el planeta existe y seguirá existiendo con o sin nosotros, que solo llevamos habitandolo algunos cientos de miles de años. Entonces, decidí utilizar esta tribuna que se me ha concedido para que alguien diga las cosas por su nombre: estamos en la sexta ola de extinción masiva que han enfrentado los seres vivos en este planeta, pero es la primera que no es causada por razones naturales, como el último período de glaciación ocurrido hace 12.000 años. No. Está sexta ola de extinción masiva es causada por nosotros la raza humana, una sola de las más de 1.300 millones de especies con las cuales compartimos este planeta. Nos estamos extinguiendo y todo parece indicar que vamos a sucumbir, porque entre la hipocresía humana y sus grandes preocupaciones como “recuperar la decencia de Estados Unidos sacando a Trump de Presidente” o la “importancia de redactar en Chile una nueva Constitución” se olvidan que… ¡Sin agua morimos en 3 días!

¿Qué importancia fundamental puede tener hoy redactar una nueva Constitución para conseguir un mejor y abstracto futuro? Si este invierno 2021 no llueve lo suficiente la crisis podría ser irreversible. El invierno 2019 fue el más seco de las últimas décadas. En la Quinta Región cayeron 80 milímetros. El año pasado llovió bastante más, 240 milímetros ¿Pero alguien sabe cuánto es el agua caída normal para la región de Valparaíso? 360 milímetros. Después de once inviernos en que está lloviendo menos ¿Saben cuántos años con pluviometría normal en la región de Valparaíso se necesitarían para que los embalses recuperaran su cota? ¡Cuatro años! Entonces vuelvo a preguntar: ¿hoy es más importante redactar una nueva Constitución para terminar con la “culpabilidad de la sequía” y el “iluso saqueo del agua”? Cuando hablan de prioridades insisto: sin agua morimos en tres días. Así de crucial.

Ya sabemos que la creación de un vino utiliza bastante agua durante sus procesos y que en el fondo el vino es una industria, y como toda industria tiene que crecer y expandirse, aumentar sus ingresos y mejorar sus ventas. Una de las últimas entrevistas que realice para mi próximo libro sobre “Vino & Gastronomía” fue durante un almuerzo con Don Miguel Torres. Me dejó muy impresionado que entrevistando a uno de los viñateros más prestigiados del mundo, me encontré con un señor qué en vez de estar pensando en retirarse y pasar el mayor tiempo posible con sus nietos, se había embarcado en la total y completa transformación de los viñedos Torres en España, en Chile y en Estados Unidos para que no fueran contaminantes, para que dejaran de utilizar recursos naturales innecesarios como agua y energía eléctrica, minimizar los residuos y alcanzar un 100% de reciclaje y compostaje. Se trata de un cambio cambio gigantesco en la forma de cosechar la uva y de hacer vinos con una altísima inversión. Don Miguel estimaba que toda esta restructuración iba a costarle a Viñedos Torres un estimado de $200 millones de Euros. Pero él me lo dijo y lo expreso realmente preocupado: “quiero quiero que mis nietos puedan seguir cosechando uva y haciendo vino. Para esto hay que hacer cambios realmente drásticos en la forma en que hoy está diseñada la viticultura.”

Bauticé esta columna como “Cosecha 2050” porque toda la información de la cual disponemos hoy día creída, aprobada o no aprobada por los negacionistas de donde vengan, el 2050 va a ser el año clave o el punto de inflexión, donde si no hacemos algo hoy —treinta años antes— con respecto a las fuentes de agua, a los gases de invernadero en la atmósfera, a consumir menos y a enfocarnos en realmente ser una raza armónica y pacífica, nuestros minutos geologicos en este planeta están en “tiempo agregado”.

Porque no sacamos nada con comprar un cepillo de dientes hecho con mango de Bambú y no con mango plástico, si de aquí al año 2050 en vez de siete billones de habitantes este planeta va a ser habitado por 10 billones de personas. El crecimiento exponencial y el consumo eterno de recursos naturales sera nuestro ecocidio. El Bambú igual hay que plantarlo y cosecharlo. Se requiere mas consumo de agua y se necesitan extensiones de tierra despejadas por lo cual se arrasa con bosques nativos para plantar Bambú. Hoy estamos consumiendonos el planeta. Hace cuatro años leí por primera vez que que un economista hizo el siguiente cálculo: todos los años durante el mes de agostoy nos consumimos los recursos disponibles para siete billones de seres humanos viviendo en este planeta. Por lo tanto ¡De septiembre a diciembre ya nos consumimos parte de otro planeta! Hoy todos los años estamos abriendo una cuenta de ahorro sin tener fondos para depositar, solo viviendo el presente.

¡Y no tenemos otro planeta donde irnos a vivir! Por mucho esfuerzo que esté haciendo Elon Musk para viajar al espacio y colonizar Marte… o sea, si Marte se transformara en un planeta habitable y fuera posible escapar a Marte ¿Cómo se trasladan hasta el planeta rojo 7 billones de seres humanos? Quizás los que viajarían solo sea un billón de “elegidos” (los que pueden pagar el pasaje). Todavía es una cifra inalcanzable.

Entonces si este cálculo es certero, en los últimos cinco o seis años ya nos hemos consumido los recursos de tres o cuatro planetas de manera anticipada ¡Nos gastamos esa cuenta de ahorro que ya está en cero y sin embargo seguimos gastando más recursos como si sobraran! Volviendo al ejemplo del cepillo de dientes de Bambú; no es la solución aumentar las plantaciones de Bambú para fabricar más cepillos de dientes con el mango de Bambú y no de plástico. La verdad es que nos estamos reproduciendo sin control y no alcanza para todos (en el año 1900 un billón de humanos habitaba este planeta. El año 1985 habíamos aumentado a cinco billones). Aunque uno recurra a esos datos atenuantes que dicen que todos los días casi el 34% de la comida producida en este planeta se desperdicia porque no se vende, porque se pudre o porque falló la cadena de frío. Entonces, si las teorías conspirativas dicen que estamos viviendo una “Plandemia” para reducir la población porque ya el planeta no puede alimentar a tanta gente… no lo sé y no lo puedo afirmar. Solamente sé y puedo afirmar que si desaparecemos el año 2050 por sequía, por inundaciones, porque va a subir el nivel del mar, por falta de alimento o por falta de agua dulce, el planeta va a seguir existiendo pero sin nosotros. Por eso no soporto a esa tropa de poseros que predican con la frase “hay que salvar el Planeta”. Si la Tierra está bien… ¡Los que tenemos que salvarnos somos nosotros! Pero como estos ecopredicadores son tan obtusos y poco consecuentes, me pregunto cuando despertaran y asumiran su responsabilidad que yo resumo en esta frase que escribí en 1992:

“No respeto a ningún ecologista que no se haya hecho la vasectomía”©

Abordado de otra forma, recuerdo esa escena de la película “Contacto” (1997) cuando la astronauta recibe esta pregunta: “¿si llega a conocer seres extraterrestres que les preguntaría?”. Su respuesta todavía refuerza mis esperanzas… “¿Cómo sobrevivieron a su adolescencia tecnológica?”. Estudios sociológicos realizados para encontrar las razones del éxito en las series de televisión y las películas de” Viaje a las Estrellas” descubrieron que situar a la raza humana en el siglo XXIII, recorriendo fronteras desconocidas en el espacio y en naves espaciales cuyo combustible es la antimateria entrega una proyección visual de la única esperanza que tenemos; haber sido capaces de superar nuestra “adolescencia tecnológica” generando menos desechos, terminando de quemar combustibles fósiles y utilizando materiales inocuos.

¡Viva el vino, vivan los viñateros, viva la viticultura!

Yo estoy confiado que en el viñedo plantado por mí durante la Cuarentena 2020 participaré de su vendimia cuando sea la cosecha de sus racimos el año 2050…

Y “Solo un optimista plantaría un árbol”

¡Somos afortunados que los viñateros también sean personas optimistas! Siempre están pensando en la siguiente vendimia. La misma vendimia del futuro que dio las uvas para crear esa botella de Champagne “Dom Perignon-Cosecha 2265” con la que es bautizada la nueva nave U.S.S.-Enterprise en la pelicula “Generaciones de Viaje a las Estrellas” (1994). Vino espumante y viajes espaciales.

Nuestro futuro es brillante… Salud!